El principal avance de la Ingeniería Genética consiste en la capacidad para crear especies nuevas a partir de la combinación de genes de varias existentes, combinando también por lo tanto sus características. Cultivos con genes de insectos para que
desarrollen toxinas insecticidas o tomates con genes de pez para retrasar la marchitación, han dejado hace tiempo de ser ciencia-ficción para constituir una realidad en nuestros días.Permitir el cultivo de hortalizas en áreas desérticas hasta ahora estériles o aumentar el tamaño de los frutos cultivados son algunos de los adelantos que la utilización de este tipo de técnicas puede aportar a la Humanidad, con los logros que supone hacia la
erradicación del hambre en el Mundo. Lo que no se ha definido todavía es cómo
compatibilizar estos objetivos con los intereses económicos de las empresas de
biotecnología que los desarrollan.
Gracias a la ingeniería genética, los científicos pueden hacer ciertas combinaciones entre genes de diferentes especies, para así solucionar problemas y mejorar el rendimiento económico-comercial de las explotaciones.
Se pueden buscar curas a enfermedades genéticas para que las nuevas generaciones nazcan más sanas.
Al tomate por ejemplo se le ponen genes antisentido (en sentido inverso a un gen concreto) para así retrasar el proceso de reblandecimiento.
Los expertos advierten que detrás de estas mejoras y nuevas aplicaciones se esconden
también riesgos y peligros de notable importancia.Como sucede siempre, las desventajas provienen o pueden proceder del mal uso de las
técnicas mencionadas, lo cual es motivo de preocupación por los riesgos e
implicaciones que pueden derivarse. A ello ha dado respuesta el Comité Internacional
de Bioética de la Unesco fijando unos objetivos que pueden concretarse en dos:
a) evitar aspectos del progreso que atenten contra la dignidad humana
b) que las posibilidades científicas no generen peligrosidad por falta de definiciones
éticas.Los criterios para evitar dichos inconvenientes establecen una serie de limitaciones por
motivos ecológicos, sanitarios, morales, sociales, políticos... y en concreto se trata sobretodo de la salvaguarda de la dignidad y los derechos humanos, de no dar posibilidad a la
discriminación social ni ideológica de evitar desastres ecológicos y de impedir el
desarrollo o aparición de enfermedades que pudieran ser incontrolables.
Uno de estos peligros es el hecho de que detrás de los proyectos de
manipulación genética están las compañías multinacionales muy preocupadas
por el interés económico.
También pueden “contaminar” otras plantas no transgénicas.
Pueden llegar a ser cancerígenas en el caso de ser consumidos por sujetos
proclives o en un estado inmunológico deficiente. No obstante esto es unahipótesis pero que muchos médicos que están en contra de los
alimentos transgénicos lo afirman.
Puede producir alergias, algo que preocupa mucho a los productores de estos
alimentos. Puede ser debida al material genético transferido, a la formación
inesperada de un alérgeno o a la falta de información sobre la proteína que
codifica el gen insertado.